Un poco sobre mí
Después de soñar y planear esta página web, ¡finalmente está lista!
Mi idea es tener esta plataforma para que me conozcan, para estar más comunicada con ustedes, para que puedan participar también en mis proyectos.
Para los que no me conocen, soy Agus. ¿Cómo me defino? Soy de Mar del Plata, Argentina. Una ciudad con la que reconecté después de haber vivido muchos años afuera. Soy Licenciada en Comunicación Social, Profesora de Hatha Yoga, Yogaterapia, Coach Ontológico y Health Coach. Trabajé muchos años en el área de moda, en Londres... hasta que identifiqué mi verdadera pasión que tiene que ver con crear espacios para el bienestar de uno a través del movimiento del cuerpo y la conexión con las emociones.
¿Cuál es mi deseo? Expandir encuentros de consciencia en los cuales cada una de las participantes incorpora herramientas para quererse más y aceptarse, y donde se inspira creando expectativas a un cambio interno.
¿Por qué este cambio de carrera, de vida? A veces, cuando vivís hechos fuertes en tu vida, le buscás otro sentido, sentís que pasa por otro lado. Ese fue mi caso, después de perder a mi mamá hace algunos años, sentí que quería un cambio, entonces me fui a Bali a hacer un profesorado de yoga, a buscar mi verdadero propósito, a encontrarme conmigo. Fue un viaje transformador, donde empecé a desprenderme de mis miedos, de mis sombras, a animarme a ser yo, a dejar de lado el darle importancia a la opinión de los otros... donde empecé a vivir y sentir el momento. Bali me cambió la cabeza, su cultura, los valores, la naturaleza tan viva. Me ayudó a que cambie mi alimentación, mis vínculos con los otros, mis hábitos.
¿Qué me inspira? Me encanta estar al aire libre, en contacto con la naturaleza, con el mar, haciendo surf o clases de yoga cerca de la playa. Me inquieta el cuidado del medio ambiente, me pone muy mal cuando la gente tira basura al mar, y por eso me involucro en este tipo de causas.
¿Qué quiero decirte? Que no dejes nada por delante, que nunca dejes de soñar, que la vida te sorprenda y estés bien predispuesto. Que mañana cuando te despiertes puedas agradecer por estar vivo y tener todas las posibilidades, y que puedas elegir con libertad y consciencia.
Una parte de mi libro que me gusta mucho
Desde que comencé este proceso de entrar en consciencia conmigo misma, encontré algunos puntos que considero claves para que cada uno tenga una buena relación consigo mismo. Me gustaría compartirlos con vos. Son siete pasos que trato de recordar, cada tanto, para tener una mejor relación conmigo.
1. Darme amor propio, abrazarme. No solo mimarme con regalos, sino también conectarme para poder perdonarme y quererme tal como soy. Entender que me puedo equivocar y aceptarlo, tomarlo como una lección y no como algo de lo que debo arrepentirme. Reconozco mis logros y no siempre miro lo que me falta para llenar el vaso, sino cómo llegué hasta la mitad. Recorro el camino, lo disfruto y no trato de llegar al final, sino que me acompaño y me tengo compasión. Entiendo que si al otro no le agrado o si no logré tener la relación que quería, no tiene que ver conmigo sino con la situación. Para mí el darme amor propio también está vinculado con el confiar en mí, en lo que está sucediendo, en el entender que las cosas pasan por algo y que siempre va a haber una razón.
2. Escuchar a nuestro cuerpo. ¿Qué es lo que nos dice nuestro cuerpo? ¿Qué es lo que nos demuestra? Cuando no nos sentimos cómodos en un lugar o con una persona o cuando sentimos rechazo, tenemos dos opciones: quedarnos y soportar el dolor y la incomodidad o buscar otra opción.
Muchas veces nos sentimos saturados, cansados, estresados y seguimos trabajando y exigiéndonos sin tomarnos un descanso por pensar que no hay tiempo para eso. A veces algo nos duele, estamos tristes y lo tapamos con remedios, drogas o alcohol. Cuando estamos indispuestas hacemos como si no estuviese pasando nada dentro de nuestro cuerpo. Eso no está bien. Cuando una relación nos hiere o cuando algo nos lastima emocionalmente, es necesario darnos el espacio para sanarlo. No es algo que suceda instantáneamente.
Si estamos atentas a estos síntomas, si nos conectamos con lo que pasa ahí dentro, podríamos tener una mejor relación con nuestro cuerpo. Lograríamos sincronizar su respuesta y lo que verdaderamente pasa en nuestra cabeza.
3. Pedir espacio. Muchas veces nos sentimos agobiados en una relación o en un trabajo y necesitamos tiempo para nosotros, un poco de aire. Hay que recordar que eso está bien. Por miedo a quedar mal o a recibir una respuesta que no queremos escuchar nos dejamos de lado. Nos obligamos a compartir el cien por ciento de nuestro tiempo con una persona que posiblemente no es lo que realmente queremos, pero sí lo que debemos -o creemos que debemos-. No hay nada más sano que tomarnos un descanso para fortalecer esa relación tanto con el otro como conmigo misma.
Lo mismo sucede con respecto al trabajo. A veces, por miedo a quedar mal, nos quedamos trabajando horas extra sin rendir de la manera que queremos. Solo lo hacemos porque no nos animamos a decir que nos queremos ir y que creemos que vamos a hacer mejor nuestro trabajo al día siguiente, con un humor renovado por haber descansado.
“Para muchos de nosotros es un lujo contar durante el día, con un tiempo propio en el que podamos tumbarnos y reflexionar. Esos son, por lo que respecta a la creatividad, algunos de los momentos más valiosos de nuestra jornada.” Daniel Goleman.
4. Sentirme llena. Ojo, esto no quiere decir sentirme perfecta, pero sí poder dar lo suficiente para sentirme bien realizada. Ya sea comer bien para tener energía, dar lo mejor de mí para lograr algo, hacer una buena acción para que otro se sienta mejor. Reviso esas pequeñas cosas que me pueden ayudar a sentirme plena: hacer algo de actividad física o lo necesario para mi cuerpo o tomarme una copa de vino a la noche.
En mi caso, yo me siento llena cuando me alimento de una manera que me aporta energía para el resto del día, cuando tengo una reunión que me inspira, cuando conozco a alguien de quien aprendo, cuando hago actividad física.
5. Hacerme un mimo. Estos pueden ser diferentes y dependen del momento en el que estés. Para mí, antes era ir a hacerme las manos y los pies, ir de shopping y comprarme algo que me gustara. Ahora disfruto más poniéndome una máscara facial, un baño de crema, haciéndome masajes o cocinando algo rico, a veces también, comprándome un libro.
Sea cual sea el mimo, es necesario porque te conecta con vos misma y alimenta tu relación con vos, te nutre y te da más energía para seguir. Posiblemente, ese mimo es no hacer nada. No hacer nada también está bien. Muchas veces lo vemos como un momento en el que perdemos el tiempo o que podría estar aprovechando haciendo algo más importante. Pero para poder hacer algo más relevante, a veces es muy necesario pasar un rato haciendo nada.
6. Aprendo a decir que no. Esto es algo que nos cuesta mucho. Es parecido a pedir espacio: a veces, simplemente
no queremos hacer algo porque no lo sentimos y no porque tengamos otro compromiso. Tiene que ver con poner mis propios límites, con saber qué es lo que me va a hacer sentir bien o mal.
7. Respeto mi rutina y mis hábitos. Busco espacio en mi día para hacer eso que me hace bien y respeto esos momentos como algo sagrado, algo necesario para mí, algo muy importante que no se pueda cambiar.
A veces no me resulta fácil seguir con mi rutina de una dieta balanceada, sana y nutritiva y tengo que cambiar algunas cosas. Pero siempre trato de dar lo mejor que puedo y me adapto.
Lo más importante de estos siete pasos para tener una mejor relación con nosotras, es que no queden en estas hojas, sino que los llevemos a cabo.